Cuando
le peguéis un bocado a estos pastelitos no podréis parar, quedáis avisados.
Son
perfectos para cualquier momento del día: postres, desayunos, meriendas o post cena (imposible de resistir). Y es
una gran idea para llevar al trabajo cuando tienes que celebrar algo, como un cumpleaños.
La
receta la he descubierto en un taller de cocina que hacen en mi pueblo natal: Santa
Perpètua de Mogoda. Este taller mensual lo imparte Pol Leiva desde La Figuera, una cooperativa de consumo de proximidad, ecológico y de temporada. (La receta, para variar, la he adaptado un poquito a mí)